Pronunciamiento para ser visibilizados/as y contados/as

Guadalajara, Jalisco, 6 de octubre de 2019-. Nos hemos reunido las y los líderes representantes de más de 40 asentamientos populares en situación de pobreza de 7 estados de la República Mexicana.

En México existen millones de personas que vivimos en la misma situación, sin embargo, se desconoce esta realidad porque somos los invisibles de la ciudad. Este pronunciamiento lo hacemos para ser escuchados y encontrar soluciones inclusivas que disminuyan la desigualdad de nuestras ciudades.

En México la pobreza afecta a 52,425,887 personas, el 70% de ellas vive en un espacio urbano al margen de los derechos sociales y de adecuadas condiciones territoriales..

Creemos firmemente en el poder de contribuir en la construcción de territorios más equitativos y sostenibles, a través del diálogo y la acción impulsada desde las y los habitantes. No obstante, la participación de las autoridades y de la sociedad en general en este ejercicio de repensar la forma de crear ciudad y ciudadanía, resulta indispensable.

Uno de los grandes desafíos que enfrenta la ciudad es generar una ciudadanía comprometida con su entorno, solidaria y empática con quienes la habitan. Para que este resultado se logre, sabemos que la desigualdad debe reducirse, lo que implica que la agenda pública sea incluyente.

Exigimos comunidades donde el acceso a servicios sea para todas las personas sin distingo ni discriminación. Buscamos construir espacios colectivos y democráticos, que no se vean afectados por intereses ajenos a los derechos de las comunidades.

Para la construcción de una agenda en común, es necesario que nuestras realidades sean conocidas y escuchadas, por ello, el ejercicio de caracterizar los asentamientos populares, como el que se hizo en el área metropolitana de Guadalajara (AMG), es crucial. Necesitamos urgentemente saber cuántos asentamientos populares hay en el país, cuántas personas vivimos en ellos y conocer las problemáticas que vivimos.

Necesitamos agua, drenaje, escuelas, calles, banquetas, luz, techos diferentes, donde no te mojes, y educación de calidad para todas y todos. Exigimos nuestras comunidades con todos sus derechos, como en el resto de la ciudad. Comunidades que sean ejemplo de sustentabilidad que urge en nuestro planeta.

Los asentamientos populares en México:
“Queremos ser una colonia regular: el problema es que nadie nos dice qué somos ni cómo lograrlo”.

La decisión de habitar un predio que aún no se encuentra urbanizado descansa en las ganas de mejorar la vida y de acceder a las oportunidades que ofrecen las ciudades, como fuentes de empleos.

A falta de acceso a suelo accesible, producimos nuestro propio entorno. Pero cuando buscamos regularizar, encontramos obstáculos para articularnos con los gobiernos y con los políticos, quienes no cumplen su función: Solo vienen cuando hay elecciones, nos manipulan, son capaces de subir hasta la última montaña y comprarnos con una despensa de 20 o 30 pesos solo para conseguir los votos. Pero cuando son electos, se olvidan de nosotros.

Pese a las adversidades, en nuestras comunidades justamente somos eso: comunidad. Somos personas que participamos. Las circunstancias nos han orillado a organizarnos y lo aplaudimos. Somos comunidades autogestivas, que democratizamos nuestros territorios, que respetamos, que cumplimos con nuestros deberes a la vez que exigimos derechos y trabajamos para obtenerlos. Es un orgullo pertenecer a nuestras comunidades porque emprendemos acciones alternativas para brindar prontas soluciones a las problemáticas. La mayor fortaleza de los asentamientos populares somos sus habitantes y nuestra organización.

Quienes nos adherimos a este pronunciamiento, solicitamos a la población en general que se acerquen a conocer nuestras realidades, que no nos estigmaticen, criminalicen ni discriminen. Que reconozcamos la pobreza como uno de los más grandes problemas que azotan hoy a nuestro país y construyamos ciudades de derechos y no de privilegios, donde todos y todas nos podamos desarrollar plenamente.

En particular hacemos el llamado a las autoridades para reconocer a las y los habitantes de los asentamientos como ciudadanos sujetos de derechos. Les pedimos reconocer nuestro derecho al hábitat para vivir en nuestra comunidad tranquilos y sin miedo a ser desalojados.

Para que se implemente una política pública y legislación adecuada para nuestros territorios, es imprescindible conocerlos a profundidad. Les exigimos que nos respeten y que si vienen a nuestra comunidad, sea para trabajar de verdad.

A los medios de comunicación, queremos que nuestras palabras y nuestra forma de vida se conozca, sea vista ante el mundo para que volteen a ver. Esperamos que algún día más gente pueda hacerse eco de lo que hoy hablamos en este encuentro de referentes. Es imperante poner el tema de los asentamientos en la agenda pública y que todas y todos colaboremos para tener las ciudades igualitarias e integradas.

A la academia les pedimos que les den las oportunidades a nuestros jóvenes de poder estudiar y sumarse. Y a los universitarios, que vengan a nuestras comunidades y sumen esfuerzos para trabajar junto a nosotros para construir un hábitat saludable y sostenible.

A las y los académicos les necesitamos. Necesitamos que teoricen nuestra problemática, que la cuantifiquen, que nos ayuden a dimensionar la gravedad del problema y que diseñemos posibles soluciones a lo que vivimos todos los días.

Nuestro compromiso por nuestras ciudades: nos comprometemos a promover, respetar, defender y ejecutar los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales garantizados en instrumentos internacionales de derechos humanos. A no contribuir con la corrupción, vigilando que el ejercicio gubernamental se realice con ética y responsabilidad.

Nos comprometemos a ejercer plenamente nuestra ciudadanía, desde el derecho a participar, a reunirnos, a expresarnos, siempre velando porque en nuestras comunidades y en el país vivamos procesos de democracia permanente, con las responsabilidades que esto implica e informándonos para partir de los hechos y realidades.

Nos comprometemos a unirnos, a salir a las calles, a sumar más vecinos y vecinas a esta lucha, sobretodo a las juventudes, sin miedos, con iniciativa, con participación y que, a partir de nuestro trabajo, abramos un diálogo constructivo y propositivo con las autoridades y la sociedad en general.

Reconocemos la importancia de participar activamente en las acciones para que nuestras comunidades mejoren. Queremos ser sujetos activos en la construcción de políticas, pero también de su ejecución y su evaluación. A quienes lean y se sumen a este pronunciamiento, cuenten con nuestro compromiso, nuestro trabajo y esfuerzo.

Sabemos que la meta no será fácil pero es muy clara: un México más justo, igualitario, integrado, sin pobreza, con ciudades para todos y todas.