Por Andrés Márquez, Director de Gestión Comunitaria
La madre es un símbolo protagónico en la institución familiar desde hace cientos de años. Sin la intención de reproducir un rol de género, por lo regular, es la mamá quien atiende a la familia, es decir, la alimenta, la cuida, la asiste, la protege. Por ello cuando se trata de festejar el 10 de mayo no hay quien pueda resistirse.
Ser madre no significa lo mismo para todas. Vivimos en mundo intensamente desigual que limita las posibilidades de millones de mujeres quienes viven en situación de pobreza en nuestro país, para ejercer una maternidad no sólo justa sino plena.
La situación de pobreza y desigualdad de las madres en asentamientos informales es más lacerante. La siguiente información es parte del análisis de los datos de la Encuesta de Caracterización de Hogares de TECHO México 2016, aplicada en 17 asentamientos del país, en los estados de Jalisco, Nuevo León, Estado de México y Ciudad de México. Los resultados son reveladores.
El promedio de edad en que las mujeres de los asentamientos se convierten en madres oscila en los 22 años, a pesar de que la mayoría de ellas fueron madres desde los 18 años.
En el tema de escolaridad, sólo el 13 % de las madres no presentan rezago educativo. Esta información es relevante, pues casi el 20% de las mamás no siguieron estudiando porque no les dieron permiso o porque se casaron o tuvieron hijos.
Del total de madres encuestadas, el 44% son jefas de familia y el 42% son madres trabajadoras. Cabe mencionar que el 28% de las jefas de familia no trabajan (remuneradamente) debido a que no tienen con quien dejar a los niños, cuidan a algún enfermo en casa o simplemente por atender los quehaceres del hogar. Cabe resaltar que la gran mayoría de las mujeres que sí tienen un trabajo remunerado, tienen que cumplir con estas “responsabilidades” del hogar.
En el caso de las madres solteras, las desigualdades económicas y de género se agudizan. A pesar de que ha existido una ola en la opinión popular que demerita el trabajo de las madres solteras y se burla de ellas, es de reconocer el esfuerzo que ponen para sacar a sus familias a flote.
En los asentamientos encuestados, de las 342 mujeres madres, el 17% son madres solteras, quienes un 41% tienen un trabajo remunerado. Lo impresionante es cuánto reciben de salario. El sueldo promedio mensual de una mamá soltera vecina de un asentamiento informal es un total de $2, 751 pesos, por lo tanto, percibe $91 pesos al día para sustentar a su familia.
Esta fecha, más allá de los festejos, debe problematizar esta situación de desigualdad y poner énfasis en la lucha diaria a la que las madres en situación de pobreza se enfrentan día con día. Es necesario evidenciar la vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres madres de los asentamientos informales, y poner el tema en la agenda pública como una invitación para luchar, en conjunto con diversos sectores de la sociedad, por un mundo más justo y sin pobreza.