Hola Fer,
Ya que me pediste que te escribiera también a ti contándote más o menos lo mismo que a Renata, me toca desahogarme un poco contigo, pero ahora elegí una comunidad diferente para explicarte qué es lo que me mueve: elegí la primera comunidad en la que hice ECO, o «»encuestamiento»», que es el proceso mediante el cual nos sentamos a platicar con las personas de las comunidades para detectar cuáles son las familias con más necesidad de vivienda y es bien difícil determinar eso porque en realidad TODAS tienen necesidades de vivienda, pero esas son las que destacan por el nivel de precariedad y sus ánimos de participar con nosotros. Me enamoré un poco de esa comunidad -enamorar en un sentido de tragedia griega, creo- por la complejidad y profundidad de su problemática. Y recuerdo que estando allá, sentada platicando con las familias, pensaba en lo afortunada que soy. Casi siempre lo pienso, pero pocas veces me he encontrado en una situación donde esa sensación se vuelve «»tangible»».
No recuerdo si ya te había contado de cuando fui a las encuestas, creo que sí, fue hace casi tres meses. Es una comunidad en Nezahualcóyotl conocida como «»Las vías del amor»», el nombre se lo pusieron los mismos integrantes de la comunidad porque hace varios años se grabó una telenovela ahí con ese título. Una parte de los habitantes llegó ahí en 2007: después de ser desalojados de un predio donde se construyó un centro comercial y fueron reubicados a la Calle 7, pero por ser Distrito Federal y dado que ellos venían del EdoMex, los corrieron de ahí y dos reubicaciones después, se instalaron en Vías.
El resto de las personas llegó poco a poco a Vías a partir de 2007 y ahora es una comunidad con aproximadamente 22 familias -poco menos de 100 habitantes- y las condiciones en general de la comunidad se alejan por mucho del imaginario de cualquier guionista de telenovela. Esa zona se utiliza como tiradero de basura de las colonias cercanas, y por lo mismo la estructura de la vida de sus habitantes gira en torno a los desechos; la principal actividad de las familias es la recolección y venta de desperdicios, es una comunidad casi en su totalidad de pepenadores, que vive literalmente entre la basura, y en ocasiones, las mujeres trabajan de empleadas domésticas y los hombres de ayudantes de albañil.
Vías también podría ser considerada zona de riesgo, pero no precisamente por la parte de los desechos, sino por su cercanía a las vías del tren (que también inspiraron el nombre); aproximadamente 11 metros son los que separan las casas de las vías -dirección Lechería, o al menos eso me dijeron- por lo menos dos veces al día, y a tres metros más se encuentra el Canal de la Compañía, el cual también se encuentra bastante contaminado. A pesar de eso, hace un año las autoridades del municipio firmaron un acuerdo para darle a la comunidad un estatus de «»regularidad»», esto significa que se les permite vivir ahí, en lo que en teoría es terreno Federal, seis años después de que las propias autoridades los reubicaron y en los cuales estuvieron expuestos a un nuevo desalojo por las condiciones del lugar.
Cada una de las familias tiene una historia detrás que te hace preguntar en qué clase de mundo estás parado, pero creo que una de la que más sorprende -aunque no lo creas posible- es la de la señora «»Mari»», que es tan compleja que no puedes imaginar ni por dónde podría empezar la solución. Por supuesto, es madre soltera -y digo «»por supuesto»» de una forma irónica y no con la intención de parecer amarillista, sino porque eso la coloca en una situación de doble vulnerabilidad- y tiene seis hijos, dos de ellos con discapacidad motriz al sufrir distrofia muscular, lo que les ha impedido crecer como el resto de los niños de la comunidad -que por cierto, son muchos porque hay muchas familias jóvenes que llegaron a «»empezar»» su vida ahí. Esta condición es genética y, a decir de la señora, ha provocado muchas muertes en su familia.
Mari y sus hijos llegaron a Vías después de que uno de sus hijos tuvo un problema en el intestino; se le perforó, necesitó cuatro operaciones y varios tratamientos, lo que los dejó sin posibilidad de pagar rentas o cualquier otra cosa. Incluso, uno de los días en los que estaban en el hospital entraron a robar a su casa y la dejaron vacía. Ahora vive con los niños en un cuarto de 2 x 2.5 mts, y ninguno de los niños va a la escuela porque no tienen la posibilidad de hacerlo.
Como te contaba, dos de los niños tienen discapacidad motriz, uno de ellos (Santiago, de 9 años) caminaba bien a los 4, ahora está inmovilizado y ya no camina, de hecho, se arrastra. Habría que imaginar ahora cómo sería vivir en una comunidad que depende de la basura y no tener más opción que arrastrarse por el suelo -por más crudo que suene. La infraestructura del lugar es per se bastante deficiente; casi todas las viviendas tienen piso de tierra, paredes y techos de desechos; no cuentan con acceso al agua -algunas captan agua de lluvia y las demás la acarrean de una llave pública o pipa- y la basura que ellos desechan se quema frente a las casas.
Con esas características ¿qué tipo de presente puedes ofrecerle a un niño con discapacidad? no hablemos del futuro, porque eso es demasiado, porque si intentas visualizarlo no se puede sino ver más y más paradojas; Vías se encuentra a una calle del Cetis 37 -al cual dudo que Santiago o alguno de sus hermanos lleguen a tener acceso- a unos kilómetros de un campus de La Salle – lo cual suena aún más lejano- y a unos cien metros del Estadio Neza, ahora propiedad de la UAEM. En términos de acceso por distancia a servicios de educación o actividades de esparcimiento, no debería existir problema, pero ¿qué haces cuando justo al lado de tu casa hay una escuela a la cual quizás jamás puedas ir?
Quizás considerar al caso de Santiago es muy extremo al existir tantos factores que impiden su desarrollo, pero el resto de la comunidad no cuenta con tantas herramientas para impulsar su crecimiento; el ingreso promedio de los habitantes es de $16.00 pesos al día por persona -eso es menos de lo que cuesta un café- y en total, el ingreso promedio mensual por hogar es de 2 mil pesos. De hecho, una de las razones por las que Vías se formó tiene que ver directamente con la imposibilidad de pagar una renta en Nezahualcóyotl, que va de los $2500 a $3000 pesos.
Quizás lo más grave de esto es que Vías no es un caso aislado, sólo en el Estado de México 53 mil personas viven en condiciones de pobreza extrema, si cada comunidad estuviera conformada por 100 personas, habrían 530 «»Vías»» y eso es sólo en un estado -claro que hay comunidades más grandes y a veces con problemas más complejos, por irreal que parezca. Pero creo que lo que me sorprende más es que estas personas no están aisladas, no viven en un mundo y burbuja aparte porque convivimos (al menos yo) todos los días con ellas de alguna u otra forma. Por ejemplo, con las empleadas domésticas ¿alguna vez te has preguntado cómo es la vida de la mujer que hace la limpieza en las oficinas? ¿De dónde viene o cómo vive?, en realidad se encuentran bien inmersos en nuestra vida diaria y no tenemos idea de dónde vienen o qué es lo que les espera.
Bueno, creo que te conté demasiado y quizás ya te deprimí, no era mi intención, creo que este tipo de historias no deben ser motivo de tristeza, ni de hacerte pensar en lo horrible que es el mundo y lo podrido que está el futuro, sino que deben despertar una indignación al darte cuenta de que son situaciones muy cercanas a nuestra vida «»normal»» y que es algo del diario para mucha gente. No es para que sientas lástima por ellos, sino para que te preguntes cómo es que formas parte de su vida y qué puedes hacer tú para que ese universo -del que formas parte- mejore.
Te mando un gran abrazo
Luz